Historia que cuenta la historia de Nathan, un chico del distrito 7 que sale elegido para los 56º juegos del hambre

jueves, 10 de diciembre de 2015

Capitulo 27


De pronto el baobab empieza a inclinarse.  Cierro los ojos esperando una muerte segura, pero sorprendentemente el campo de fuerza lo para en seco. Me agarro rápidamente al borde del baobab quedándome a pocos centímetros de morir electrocutado, pero Karen no reacciona y muere en cuanto su cuerpo entra en contacto con el campo de fuerza. 

No se que habrá causado el estado en el que se encontraba pero seguramente este relacionado con el muto, el cual esta subiendo por el baobab y me hace pensar una vez más que mi final está a punto de llegar, ya que por un lado tengo el campo de fuerza y por el otro lado a esa cosa a punto de alcanzarme. Miro hacia abajo y descubro que el baobab no se ha quedado muy lejos del suelo por lo que salto en un acto de desesperación, aunque la altura es lo bastante grande como para torcerme un tobillo.

Miro hacia arriba y veo como el muto sigue subiendo al creer que sigo arriba y salta hacia el campo de fuerza muriendo al instante al no tener conocimiento de su existencia.



Suena un cañonazo y un aerodeslizador se lleva a Karen.  El cielo sigue teñido de rojo y empiezo a subir con dificultad por el baobab para coger la mochila y las armas. Después vuelvo al bosque que ayer deje atrás y empiezo a andar olvidándome de cualquier intento de escalar con el tobillo mal otro de los baobabs. 

Snow no exageraba cuando dijo que este año los juegos serían mas duros al suicidarse el tributo del 12. Ya he perdido la cuenta de las veces que he estado al borde de la muerte desde que empezaron los juegos pero esta claro que este año la suerte esta de mi parte, y espero que siga siendo así. Creo que puedo ganar, pero se que todavía tendré que sortear multitud de peligros inesperados, por lo que retomo el estado de alerta que de alguna forma me ha permitido llegar hasta aquí. 

El bosque es más tenebroso con el cielo teñido de rojo y las sombras que proyectan los árboles en el suelo parecen cobrar vida y estar a punto de atraparme.

De pronto mi mente se va a un recuerdo pasado. Tenía 5 años y estaba sentado en medio del bosque llorando porque había perdido a mis padres. Estaba atardeciendo y estaba rodeado de árboles cuyas sombras daban la sensación de intentar atraparme por lo que empecé a correr Intentando huir de ellas, pero los árboles no desaparecían por lo que las sombras tampoco. Finalmente mi padre me encontró y volví a casa, pero a partir de ese día intento evitar ir al bosque de noche. 

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, y puedo soportarlo perfectamente. No puedo dejar que una antigua fobia me haga perder los juegos. Sigo andando sin rumbo fijo en busca de algún sitio para refugiarme.

Oigo el sonido de pájaros rozando las hojas de los árboles al pasar. Es extraño porque ayer el bosque estaba inmóvil y sin vida, pero ahora poco a poco se está empezando a llenar de ruidos producidos por diversas criaturas. Veo todo tipo de pájaros volando entre los árboles, aunque ningún animal terrestre. Parecen inquietos, ya que no paran de pasar una y otra vez de forma alborotada. 

Supongo que será por el color del cielo y el ambiente tan tenebroso que se ha formado. Al instante empieza a diluviar, pero la lluvia no es del color al que estoy acostumbrado sino roja. Cada porción roja del cielo cae en forma de lluvia y le devuelve a este su color original.

Es un alivio volver a ver la luz del día. Me paro un segundo a disfrutar del aire fresco y retomo mi camino.

Estoy todo manchado de rojo, y en cierto modo eso me beneficia ya que los tributos que me puedan encontrar no sabrán lo que son heridas y lo que no.

En ese momento me doy cuenta de que entre la medicina del capitolio y el fruto del baobab las heridas se me han curado en gran parte, ya que no me duele nada mas que el tobillo y el pecho, debido al zarpazo del muto.

Al rato encuentro una cueva en medio del bosque y para mi sorpresa, Silvia esta dentro escondida con un cuchillo apuntándome, por lo que me aparto hacia un lado instintivamente lo mas rápido que puedo y veo un cuchillo salir de la cueva y clavarse en un árbol, entro y la empujo contra la pared inmovilizándola.

-¿Que haces Silvia?- le digo.

-Matarte como debería haber hecho desde el principio- me dice con desprecio.

El corazón me da un vuelco y me quedo inmovilizado. Acto seguido siento un gran dolor en el brazo y veo como Silvia me clava unos dientes demasiado afilados como para pertenecer a un ser humano, y empieza a convertirse en otra cosa. Sus manos y pies se convierten en garras y sus dientes se clavan aun mas en mi brazo.

Cojo la espada y se la clavo todo lo fuerte que puedo suplicando en mi interior que no suene el cañonazo.

1 comentario:

  1. OMG! Silvia es un muto! Esto comienza a dar miedo. Siento Encantada de leerte de nuevo. :D

    PD: Siento la tardanza en comentar, estuve muy ausente ultimamente.

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