Historia que cuenta la historia de Nathan, un chico del distrito 7 que sale elegido para los 56º juegos del hambre

miércoles, 25 de julio de 2012

Capitulo 6

Entramos en un túnel muy largo. Seguramente estaremos llegando al capitolio. Salimos del túnel y una gran masa de gente rarísima nos saluda entusiasmada desde fuera. No puedo evitar emocionarme, y me asomo a la ventana siguiendo el ejemplo de Silvia.
Cuando llegamos, Priscie nos dice que nos preparemos, porque ahora veremos a nuestros estilistas. Nos separamos de la ventanilla, y bajamos del tren. Nos conducen a una sala a cada uno, y me siento en una camilla a esperar a mis estilistas. Entran tres personas de lo mas raras que he visto en el capitolio. El primero tiene pelo por todo el cuerpo y las uñas muy largas, parece mas un animal que una persona. Se llama Wolf. El segundo tiene toda la piel teñida de rojo, igual que los ojos, y tiene unos cuernos parecidos a los de un toro. Se llama Devon. Y la última lleva pendientes por casi todo el cuerpo formando dibujos. Se llama Mervia. Me dicen que me quite la ropa y me tumbe en la camilla. Me tienen mas de una hora así. Me depilan todo el cuerpo menos las piernas, cosa que me duele mucho, y me echan un montón de potingues. Me pregunto si será bueno mezclarlos todos. Pero debe ser que si, ya que ellos son profesionales en esto. 
Finalmente entra mi estilista principal. Se llama Grabis, y es la mas normal de todos. El único rasgo del capitolio que la veo es que lleva el pelo corto de color azul cielo, y no puedo evitar pensar que le favorece ese color.
Dice que este año van intentar que los tributos del distrito 7 vayamos mejor que otros años al desfile. Recuerdo que otros años, suelen ir de árbol, o simplemente con un traje roto y un hacha de plástico en la mano.
-¿Y como vais a hacer para que vayamos mejor y se parezca a nuestro distrito?-digo.
-Ya lo veras, ya lo verás-me dice entusiasmada.
Me dice que cierre los ojos. Siento como me pone un extraño recubrimiento por la piel que se va secando poco a poco, y luego hace lo mismo con la cara. Me dice que no me mueva hasta que me lo diga ella, y eso hago. Me siento muy incomodo, y cada vez me siento mas inmóvil. 
Finalmente me dice que abra los ojos. Los abro y veo como me ha convertido en madera. Me cuesta mucho moverme, pero creo que ha hecho un trabajo fantástico. No seremos ni mucho menos de los mejores distritos, pero por los menos no seremos de los peores.
Me hecha otro potingue en las articulaciones para que se deshaga un poco y me pueda mover mejor, y me dice que es hora de ir a las carrozas. Me guía hasta el establo de donde salen, y veo que Silvia ya está en la carroza vestida exactamente igual. Parecemos dos estatuas talladas de madera. Subo a la carroza, y nos agarramos de la mano para no caernos. Estoy preparado para salir. 

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